El acoso escolar o bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico que tiene lugar entre niños en edad escolar

Se produce tanto de manera presencial como no presencial, por ejemplo a través de las redes sociales.

Generan una gran angustia en la víctima y se crea así un claro desequilibrio de poder entre víctima y acosador.

En los pasillos, en los intercambios de clases, en el comedor, ahí, en esos lugares y momentos, suele darse con más frecuencia, para evitar que lo vea algún profesor y evitar así consecuencias.

Además, los datos demuestran el incremento de este tipo de conductas a través de las redes sociales o grupos de WhatsApp. Por lo tanto, en casa el acoso empieza y/o continúa en no pocas ocasiones.

El acoso escolar es otra forma de violencia donde la agresión se usa para ejercer poder sobre otra persona.

Son una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador.

Este carácter de repetición, unido al de intencionalidad de hacer daño, es lo que lo diferencia de un “simple conflicto entre iguales” o una broma.

No nos olvidemos que hay tres roles para que se dé el acoso escolar: agresor, víctima y observador.

El acoso es un tipo de abuso de poder cuyo objetivo es ridiculizar a la víctima y hacer sentir mejor y más poderoso al abusador.

El acoso tiene una intención clara, que es provocar daño y controlar al otro a través de la agresión.

Una vez más, la prevención a través de la educación es fundamental, tanto en el colegio como en casa.

La violencia no debería tener justificación en ningún ámbito.

Si quieres encontrar más información al respecto o denunciar algún caso de bullying, la Fundación ANAR te puede ayudar. Su teléfono es el 900 20 20 10.

Denunciemos. Cuando el bullying es señalado, se le cae la cara de vergüenza