Los japoneses creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso, por eso reparan los objetos rotos con oro.
En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, éstos se acentúan y celebran, se han convertido en una prueba de la imperfección y la fragilidad, pero también de la resiliencia, la capacidad de recuperarse y hacerse más fuerte.
La resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano de superar experiencias traumáticas (como la muerte de un ser querido, un accidente de tráfico, una ruptura, etc.) y salir fortalecido de ellas.
- Para una persona resiliente, no existe una vida dura, sino momentos difíciles (actitud distinta ante la vida).
- No nacemos resilientes, sino que nos hacemos resilientes.
- La resiliencia potencia la felicidad.
- Alcanzar la felicidad, sin duda, supone esfuerzo.
Aquí te dejo 12 hábitos para cultivar la resiliencia:
- Conoce tus cualidades y limitaciones.
- Cultiva tu creatividad.
- Confía en lo que eres capaz de hacer.
- Asume que las dificultades son una oportunidad para aprender.
- Practica la «conciencia plena», el estar plenamente presente.
- Mantén una actitud realista y optimista.
- Rodéate de personas con actitud positiva y aléjate de los vampiros emocionales.
- No intentes controlar las situaciones, sino tus emociones.
- Aprende a ser más flexible ante los cambios.
- Sé tenaz con tus propósitos.
- Afronta la adversidad con humor.
- Busca la ayuda de los demás y el apoyo social.
El kintsugi es la técnica japonesa para arreglar la cerámica con polvo de oro